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TRAUMA COLECTIVO COLOMBIA

Trauma Colectivo en
Colombia Lab

En Marzo de 2020, 4 graduadas del Pocket Project  (Laura Calderón de la Barca de Mexico, Flavia Valgiusti de Argentina, Gabriela Martínez de Colombia, y Carmen García de España) se unieron para participar del U Lab liderado por el  Presencing Institute.  El objetivo de nuestro laboratorio:  la exploración del trauma inter-generacional y colectivo en América-Iberia. 

 

Como resultado de esto, se conformaron laboratorios para cada una de esta regiones.   Esto constituyó entonces, la creación del primer laboratorio de Trauma Inter-generacional y colectivo en Colombia y en Iberoamérica, con procesos exploratorios en Colombia, México, Argentina y España.  

 

Este laboratorio ocurrió por 6 meses, de Abril a Septiembre de 2020. y arrojó los primeros resultados sobre el estudio de trauma colectivo en Colombia y en Latinoamérica, y aspectos fundamentales a tener en cuenta en el trabajo de reparación del mismo.

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En 2021 iniciamos el segundo laboratorio como parte de los Laboratorios Internacionales del Pocket Project, el cual arrojó mayor información sobre trauma y colonialismo en Colombia, México y Latinoamérica, así como sobre elementos clave para trabajar con el mismo y facilitar los procesos de integración del trauma colectivo para estos territorios.

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De allí, surge un mapa orientador sobre las maneras de trabajar con trauma colectivo en Colombia, y que se ha convertido en nuestra guía de navegación para procesos de reparación de las heridas de nuestro bello territorio.

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SANANDO LAS FRAGMENTACIONES

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CON LOS DEMÁS

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Gentle Stream

CON EL TERRITORIO

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White Sand and Stone

BREVE RECUENTO DE NUESTRA HISTORIA EN COLOMBIA

Colombia está situada en el extremo noroccidental de Suramérica, justo encima del ecuador de la Tierra.  Su hermoso territorio está bañado por las aguas del mar Caribe y del océano Pacífico, y constituye la puerta de entrada a América Central y del Norte.  Su biodiversidad y su ubicación estratégica han contribuido a múltiples conflictos de intereses y luchas internas que se remontan a la época colonial.  

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Son bien conocidos los efectos devastadores del colonialismo en la cosmogonía, las prácticas culturales y los sistemas de relación de los grupos indígenas nativos de Colombia y América Latina, así como las formas violentas y explotadoras en que se imprimió este proceso. 

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Después de más de 300 años de explotación y dominación por parte de España, fue solo hasta 1819 que este territorio obtuvo su libertad.  Este tiempo fue más que suficiente para que el mundo europeo lograra someter a las culturas indígenas y africanas a su dominio, a pesar de su resistencia, y plantar así esta semilla en nuestra memoria. 

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Cabe destacar que la esclavitud se introdujo en el continente a principios del siglo XVI, trayendo consigo las raíces ancestrales de los africanos, así como sus propias heridas colectivas.  La esclavitud fue abolida en Colombia en 1851, lo que equivale a unos 350 años de esclavitud en la historia de este país.  Fueron precisamente los desacuerdos en torno a la abolición de la esclavitud los que suscitaron los primeros conflictos entre los partidos políticos de Colombia.

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Colombia tiene una memoria de la violencia como forma de abordar el conflicto que se remonta a múltiples guerras civiles y a un largo conflicto armado interno que sigue vivo hoy en día, a pesar del acuerdo de paz firmado entre el gobierno y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en el 2016. 

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El proceso de independencia en sí mismo, fue luchado a través de acciones militares y la toma de armas de la población.  Desde entonces, se han producido varias guerras civiles, incluido el período denominado La Violencia (1946-1962), que fue desencadenada por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, importante líder social y político.  

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El asesinato de defensores de los derechos humanos; líderes sociales, políticos, ambientalistas e indigenistas; periodistas y buscadores de la verdad, ha sido una constante en la historia de Colombia.  Desde el acuerdo de paz de 2016 hasta julio de 2020, 971 líderes sociales y defensores de los derechos humanos han sido asesinados.  Sólo en 2020, más de 200 líderes sociales e indígenas han sido asesinados en diferentes regiones del país.  

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La Violencia trajo consigo el fenómeno del desplazamiento forzado de grandes partes de la población, y dio origen a las guerrillas a principios de los años 60.  El origen de estos grupos evolucionó en el fortalecimiento de diversos grupos armados ilegales de izquierda (FARC, EP, ELN, etc.), así como de los grupos paramilitares de derecha (AUC), especialmente durante los años 1980-1993, cuando el narcotráfico se convirtió en una poderosa presencia y fuente de conflicto en el país.

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Los últimos años de la década de los 80’s y los primeros de la década de los 90’s en Colombia, están llenos de recuerdos de violencia en diferentes manifestaciones: atentados terroristas con miles de civiles víctimas, asesinatos de líderes políticos, matanzas de policías y múltiples enfrentamientos de grupos armados.  El control territorial y el desplazamiento se apoderaron de diversas regiones del país, a través de masacres, dinámicas de control social, secuestros, reclutamiento forzoso (incluso de menores), corrupción, entre muchos otros.  Fue hasta hace poco tiempo, en 2005, con el desarme de las AUC, que esta ola de horror y violencia disminuyó, aunque todavía permanece.

La guerra contra las drogas también trajo consigo múltiples problemas ambientales como la dinámica de control de territorios, la fumigación aérea con glifosato, y un impacto directo en la economía agrícola del país, entre otros.  Las empresas mineras y los intereses internacionales están ansiosos por explotar los recursos naturales más valiosos de Colombia.  El impacto ambiental de esto ha sido devastador para el país y es una amenaza diaria para todas las comunidades, para su sostenibilidad y para la biodiversidad del territorio.

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A pesar del proceso de paz, la violencia sigue presente en Colombia por diferentes medios, incluyendo el conflicto armado en algunas regiones, la violencia doméstica, las dinámicas de control social como las masacres, los feminicidios, el abuso infantil, entre otros.  Sólo este año Colombia cuenta con más de 260 personas asesinadas en 66 masacres, incluyendo las de los últimos meses que se dirigieron específicamente a grupos de niños y jóvenes.  Durante la pandemia, se han producido 359 femicidios más una inmensa cantidad de casos de abuso infantil.

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A partir de su historia, la población de Colombia integra una mezcla de indígenas nativos, esclavos africanos, inmigrantes europeos y colonizadores (en su mayoría españoles, pero no de únicamente), cada uno de ellos con su propio y único patrimonio ancestral, así como sus traumas colectivos no resueltos.

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Los civiles y las personas de todos los orígenes étnicos han estado en medio del conflicto armado durante varias generaciones.  Los desplazamientos de comunidades y grupos indígenas siguen produciéndose.  Los asentamientos afrocolombianos están segregados y sumergidos en la pobreza.  

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La explotación, la dominación y el control territorial por medio de la violencia, han sido dinámicas relacionales comunes en la historia del país.  La sensación de fragmentación social se ha acentuado por medio del miedo, las amenazas a la vida y la ocupación y el control territorial.  Las disparidades sociales, la violencia, el abuso de poder, el racismo y la xenofobia son expresiones comunes del trauma colectivo.

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El sentido comunitario de pertenencia de las comunidades indígenas y sus prácticas culturales y espirituales inherentes han sido desplazados y reemplazados por rasgos individualistas y dinámicas de poder expresadas en una desconexión de individuos, comunidades y territorios.

Gabriela Martínez, MA       -        2020

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